Buenos Aires, marzo de 1982, en plena efervescencia de la dictadura militar. Marita es una preceptora en un colegio de la capital que forma a los futuros dirigentes del país. Tiene 23 años y su intención es hacer el bien. El vigilante en jefe, el señor Biasutto, descubre pronto en ella a la trabajadora celosa que esperaba y la enseña a convertirse en el ojo que todo lo ve y que escapa a la mirada de los otros: el ojo invisible. Marita se lanza entonces a la tarea de vigilar ese pequeño mundo escolar cerrado en el que anidará la torsión y el desvío.